Donald Trump, uno de los hombres mas acaudalados de Estados Unidos, declaro que quiere ser presidente de su querido pais, hasta ahi todo iba bien, hasta que el millonario saco el cobre, y no el oro, al hablar sobre los mexicanos.
Y ya sabemos como nos duele que hablen mal de nosotros en el extranjero; aqui en Mexico decimos que la gente de Monterrey es coda, que los poblanos son hipocritas y los jarochos mal hablados; no pasa nada, pero si un gringo, frances o argentino nos dice de cosas nos encabronamos.
El caso es que don Donald, dijo que de ser presidente construiria un muro, pagado por Mexico, en la frontera entre ambos paises, dejando en claro que en esta relacion de "buenos vecinos" nosotros somos los buenos y ellos los vecinos.
Tambien afirmo que los mexicanos solo llegan a USA a violar a sus hermosas mujeres y a vender droga, que por cierto, son las que mas consumen los gringos y donde mas se paga por ella; existen casos de adictos que gastan 70 dolares al dia en droga; ¿estara enterado de eso el señor Trump?
El odio hacia Mexico lo han demostrado los gringos casi desde que fundaron su pais, primero se madrearon entre ellos con su guerra civil, despues hicieron las paces con ellos mismos y se han dedicado a chingar al que se deje, es tema viejo ese.
Lo que puso en marcha mi cerebro fue pensar en esos mexicanos que, sin decir nada, denotan un total desprecio por el pais, y no son gringos millonarios, no señor, son mexicanos millonarios.
Mexicanos que a lo largo de los años se han dedicado a saquear al pais desde siempre, comenzando con todos los presidentes, gobernadores, alcaldes y demas fauna politica, y no hay que olvidar a los empresarios que se han enriquecido a nuestras costillas, personajes como los Slim, los Salinas o los Azcarraga.
Y como olvidar a esas personas que demuestran su odio en forma de racismo hacia los indigenas.
¿Quien es peor? ¿Un millonario que dice eso para ganar simpatizantes o un gobierno que mata o desaparece a sus ciudadanos de forma impune?
Y no se trata de defender a Trump, si no de poner las cosas en su justa dimension.
El enemigo esta en casa, no del otro lado de la frontera; el enemigo esta en los pinos, no sentado en una oficina carisima en Nueva York; habra que seguir muy de cerca las elecciones en Estados Unidos esperando que este cabron no llegue a la presidencia
